Nuestra primera acampada este febrero empezó con un bonito pero caótico paseo por la Sierra de Guadarrama. Donde entre hojas, tierra y algún muro de piedra viejo echamos la mañana, hasta acabar en una explanada con vistas al pie del Valle de los Caídos. Ahí comimos y disfrutamos un ratito del viento que parecía que nos quería llevar con él. A la vuelta, cogimos la ruta más corta, y tuvimos la mala suerte de ser descubiertos en el acto por un policía encabronado, pero muy chic (todo hay que decirlo) con sus gafas de aviador y un polo bien ajustadito. Nos amenazó con llevarnos al cuartel y ponernos una multa de más de mil euros, pero después de explicarle que había sido un despiste se apiadó de nosotros lo suficiente como para dejar el castigo en tener que pagar 9 entradas al Valle la mañana siguiente, cosa que hicimos con gusto, pues más de la mitad de nosotros tenemos descuento completo ;).
Al llegar al albergue, tuvimos una actividad bien tranquila de cine donde acabamos construyendo pistolitas de chuche, y aunque pensábamos que el drama se había acabado por hoy, los monis tenían una sorpresa preparada para nosotros que nos dejó de plástico. En una comisión(no se como se llama) sobre compromiso , nos “explicaron” que el kraal se había desmoronado, y que como muchos habían decidido irse, era nuestro momento de coger el relevo para mantener al grupo. Salieron de la sala para dejarnos reflexionar, Tac callada sufriendo por aguantar la risa. En ese momento cada uno reaccionó de una forma distinta, hubo llantos, silencio, enfado, nervios y mucha confusión. Pero bueno, por suerte era broma (toco madera) y el clan se mantiene fuerte.
La verdad que estas dos acampadas han cundido muchísimo; hemos visto pelis, aprendido sobre primeros auxilios, descubierto cómo NO proteger a un huevo de una caída alta, resuelto acertijos, jugado y ayudado a la Seonee, hecho un taller sobre como organizar actividades, y… preparado el campamento de Primavera (SE VIENE).
Sol Urdiales
Rover del Clan Kilimanjaro.
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