He
de reconocer que tengo una visión muy pesimista de la tecnología y que
considero que aunque anteriormente ha sido muy beneficiosa para vivir más
cómodamente, hemos llegado a unos
niveles de desarrollo tecnológico que suponen no solo una destrucción cada vez
mayor del planeta, sino también la destrucción de las relaciones sociales como
antes las entendíamos y de las cualidades propias del ser humano. Además este
excesivo uso de la tecnología acrecienta el desequilibrio entre las sociedades
desarrolladas y las subdesarrolladas o en vías de desarrollo. Por lo tanto, si
consideramos que la evolución es algo positivo, la tecnología utilizada de este
modo no la favorece.

Otro
problema que causa este mal uso de la tecnología, volviendo al tema antes
mencionado, es el desequilibrio entre las sociedades de occidente
(desarrolladas) y las subdesarrolladas. Además de crearse una “brecha digital”
cada vez mayor entre estas dos sociedades, es decir, la tecnología de las
desarrolladas cada vez esta a mayor distancia de las subdesarrolladas, el
desarrollo de nuestras sociedades va en detrimento de las menos desarrolladas.
Para
dar mayor claridad voy a poner un ejemplo: hace poco vi un documental de
Salvados que trataba sobre el coltán (material con el que se fabrican numerosos
aparatos tecnológicos) y su obtención. El coltán se obtiene a precios muy
reducidos de comunidades muy pobres como el Congo, pero su obtención provoca
graves problemas sociales en estos lugares (violaciones, explotación infantil,
numerosos accidentes laborales, etc.) y además genera un gran problema
estructural: la extracción de coltán se ha convertido en la única actividad
económica de esta comunidad imposibilitando el desarrollo de otras, lo que
dificulta el progreso de esta sociedad y perpetúa su condición de
subdesarrollo.
Ahora
bien, puede parecernos que nuestras sociedades, las desarrolladas, no tienen
nada que ver con este problema. Pero claro, la extracción del coltán no es para
el uso de las personas que habitan en las localidades de donde proviene, es
para nuestro uso. Entonces, ¿por qué no obtenemos este material de nuestras
zonas? O bien porque no lo tenemos, o bien porque es más caro.
Por
tanto, el aumento de la producción de nuestra tecnología imposibilita la
evolución de otras sociedades menos desarrolladas.
Actualmente,
podemos considerarnos esclavos de la tecnología. ¿Quién no pasa horas mirando
una pantalla a lo largo del día? Ya sea del teléfono móvil, de la televisión o
de el ordenador, parece que no podemos despegar nuestra vista de las pantallas.
Un capítulo de Black Mirror “15 millones de méritos” hace una crítica a esta
situación, en la que toda la población está constantemente mirando una pantalla
de televisión y por más que quiera no puede dejar de hacerlo, no hay
alternativa posible, pues viven en una dictadura tecnológica.
¿Vamos
a llegar hasta el punto de convertirnos en una sociedad virtual como en este
capítulo? ¿o ya hemos llegado? Podemos apreciar en cierto modo que vivimos en
una dictadura tecnológica, nos obligan a ver anuncios incluso adaptados a
nuestros gustos bajo un previo estudio de nuestras preferencias. Este es el
caso de las famosas “cookies” que siempre aparecen cada vez que buscamos algo
en internet.
Y qué decir del excesivo control que se ejerce
sobre nosotros mediante cámaras por todas partes que no dejan de grabar y
examinar todo lo que hacemos.
¿Qué
pasaría si un día cayese internet? No podríamos seguir adelante, o al menos no
como lo hacemos ahora. Entonces, si nos hemos vuelto esclavos de la tecnología
¿realmente ha evolucionado la sociedad?
Cada
vez se tiene antes el acceso a aparatos electrónicos. Ahora los niños pequeños
ya manejen tablets para jugar o ver dibujos animados. Esto supone varios
problemas:
Por
un lado, aísla al niño que aparece hipnotizado por la pantalla olvidándose de
todo lo que le rodea. Antes los niños salían a jugar al parque y se
relacionaban con otros, ahora prefieren quedarse en casa jugando con su
“aparatito”. Han cambiado nuestras relaciones sociales, nos hemos distanciado
de las personas que nos rodean por el mal uso que hacemos de la tecnología.
Por
otro lado, el hecho de acceder tan pronto a la tecnología y usarla
continuamente nos crea una gran dependencia, mismamente hace poco en una visita
al Congreso de los Diputados pude observar como ni siquiera nuestros representantes
son capaces de permanecer escuchando unos minutos sin distraerse con sus
móviles u ordenadores.

Con
esto se están reduciendo algunas de las cualidades del ser humano que lo
diferencian de seres no racionales, como diría Aristóteles (la sociabilidad
natural, la capacidad de pensar y de comunicarse, la memoria y la imaginación o
creatividad).
Patricia Alía Martínez
Rover del Clan Kilimanjaro
COMISIÓN DE SOCIABILIDAD