He
de reconocer que tengo una visión muy pesimista de la tecnología y que
considero que aunque anteriormente ha sido muy beneficiosa para vivir más
cómodamente, hemos llegado a unos
niveles de desarrollo tecnológico que suponen no solo una destrucción cada vez
mayor del planeta, sino también la destrucción de las relaciones sociales como
antes las entendíamos y de las cualidades propias del ser humano. Además este
excesivo uso de la tecnología acrecienta el desequilibrio entre las sociedades
desarrolladas y las subdesarrolladas o en vías de desarrollo. Por lo tanto, si
consideramos que la evolución es algo positivo, la tecnología utilizada de este
modo no la favorece.
Hoy
en día, la tecnología está diseñada de manera que deba ser continuamente
actualizada para su correcto funcionamiento. Por ejemplo, las aplicaciones de
los teléfonos móviles necesitan unos sistemas operativos cada vez más avanzados
y si no, dejan de funcionar. Recientemente apareció una noticia de que Whatsapp
dejaría de funcionar para algunos sistemas antiguos. Esto se explica desde una
visión puramente económica, que se aleja de facilitar la vida a las personas
para buscar el beneficio económico de algunas empresas. No es casualidad que
los electrodomésticos, los móviles, las televisiones o las bombillas tengan
cada vez una vida menor, a este hecho se le denomina “OBSOLESCENCIA PROGRAMADA”
y consiste en acortar el funcionamiento de estos aparatos tecnológicos para que
el usuario deba comprar nuevos frecuentemente, y de este modo, no disminuya la
producción de estos. Esta elevada producción, acompañada de un consumo
excesivo, puede parecer el resultado de la evolución del ser humano (que ahora
es capaz de poseer todo lo que se le antoje y más), pero en realidad significa
la sobreexplotación del planeta deteriorándolo y acabando con sus recursos.
Creo que si desarrollásemos una tecnología sostenible, que respete el medio
ambiente y sea ética, ganaríamos todos mucho, y en este caso, sí podría
considerarse un mecanismo evolutivo.
Otro
problema que causa este mal uso de la tecnología, volviendo al tema antes
mencionado, es el desequilibrio entre las sociedades de occidente
(desarrolladas) y las subdesarrolladas. Además de crearse una “brecha digital”
cada vez mayor entre estas dos sociedades, es decir, la tecnología de las
desarrolladas cada vez esta a mayor distancia de las subdesarrolladas, el
desarrollo de nuestras sociedades va en detrimento de las menos desarrolladas.
Para
dar mayor claridad voy a poner un ejemplo: hace poco vi un documental de
Salvados que trataba sobre el coltán (material con el que se fabrican numerosos
aparatos tecnológicos) y su obtención. El coltán se obtiene a precios muy
reducidos de comunidades muy pobres como el Congo, pero su obtención provoca
graves problemas sociales en estos lugares (violaciones, explotación infantil,
numerosos accidentes laborales, etc.) y además genera un gran problema
estructural: la extracción de coltán se ha convertido en la única actividad
económica de esta comunidad imposibilitando el desarrollo de otras, lo que
dificulta el progreso de esta sociedad y perpetúa su condición de
subdesarrollo.
Ahora
bien, puede parecernos que nuestras sociedades, las desarrolladas, no tienen
nada que ver con este problema. Pero claro, la extracción del coltán no es para
el uso de las personas que habitan en las localidades de donde proviene, es
para nuestro uso. Entonces, ¿por qué no obtenemos este material de nuestras
zonas? O bien porque no lo tenemos, o bien porque es más caro.
Por
tanto, el aumento de la producción de nuestra tecnología imposibilita la
evolución de otras sociedades menos desarrolladas.
Actualmente,
podemos considerarnos esclavos de la tecnología. ¿Quién no pasa horas mirando
una pantalla a lo largo del día? Ya sea del teléfono móvil, de la televisión o
de el ordenador, parece que no podemos despegar nuestra vista de las pantallas.
Un capítulo de Black Mirror “15 millones de méritos” hace una crítica a esta
situación, en la que toda la población está constantemente mirando una pantalla
de televisión y por más que quiera no puede dejar de hacerlo, no hay
alternativa posible, pues viven en una dictadura tecnológica.
¿Vamos
a llegar hasta el punto de convertirnos en una sociedad virtual como en este
capítulo? ¿o ya hemos llegado? Podemos apreciar en cierto modo que vivimos en
una dictadura tecnológica, nos obligan a ver anuncios incluso adaptados a
nuestros gustos bajo un previo estudio de nuestras preferencias. Este es el
caso de las famosas “cookies” que siempre aparecen cada vez que buscamos algo
en internet.
Y qué decir del excesivo control que se ejerce
sobre nosotros mediante cámaras por todas partes que no dejan de grabar y
examinar todo lo que hacemos.
¿Qué
pasaría si un día cayese internet? No podríamos seguir adelante, o al menos no
como lo hacemos ahora. Entonces, si nos hemos vuelto esclavos de la tecnología
¿realmente ha evolucionado la sociedad?
Cada
vez se tiene antes el acceso a aparatos electrónicos. Ahora los niños pequeños
ya manejen tablets para jugar o ver dibujos animados. Esto supone varios
problemas:
Por
un lado, aísla al niño que aparece hipnotizado por la pantalla olvidándose de
todo lo que le rodea. Antes los niños salían a jugar al parque y se
relacionaban con otros, ahora prefieren quedarse en casa jugando con su
“aparatito”. Han cambiado nuestras relaciones sociales, nos hemos distanciado
de las personas que nos rodean por el mal uso que hacemos de la tecnología.
Por
otro lado, el hecho de acceder tan pronto a la tecnología y usarla
continuamente nos crea una gran dependencia, mismamente hace poco en una visita
al Congreso de los Diputados pude observar como ni siquiera nuestros representantes
son capaces de permanecer escuchando unos minutos sin distraerse con sus
móviles u ordenadores.
Por
último, los medios informáticos producen una gran cantidad de estímulos por
segundo que entretienen de una manera muy fácil a los niños, no se requiere
ningún tipo de esfuerzo mental. Sin embargo, esto provoca que otras cosas les
resulten mucho más aburridas, ya que hay que desarrollar la creatividad para
que resulten entretenidas y esto supone un esfuerzo mental mucho mayor. Por
supuesto que esto también puede extrapolarse al resto de la sociedad
influenciada por los medios informáticos, de manera que actividades que antes
eran muy habituales como la lectura, atender en clase o saber escuchar, han
sido sustituidas por actividades que requieran un menor esfuerzo y creatividad.
Con
esto se están reduciendo algunas de las cualidades del ser humano que lo
diferencian de seres no racionales, como diría Aristóteles (la sociabilidad
natural, la capacidad de pensar y de comunicarse, la memoria y la imaginación o
creatividad).
Patricia Alía Martínez
Rover del Clan Kilimanjaro
COMISIÓN DE SOCIABILIDAD
3 comentarios:
Enhorabuena Patri. Me ha encantado tu reflexión 😊. Espero que sirva para que manejemos con mejor criterio las tecnologías.
Compartirlo, difundirlo, es importante que las generaciones que vienen entiendan todo esto. Transmitírselo a los niños y niñas de unidades pequeñas, hacer talleres explicando los riesgos, porque mucho me temo, que pueda ser tarde ya... ya vivimos en sociedad virtual.
La brecha digital es uno de los factores que más afectan a nuestros pueblos en vías de desarrollo aunque existen esfuerzos que están trabajando por que se haga mucho menor. Gracias por sumarte a ese esfuerzo Patri. Un saludo.-
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